Algo de Sabiduria La Mujer

LA MUJER

La mujer, puerta hacia la vida, es ante todo un ser receptivo.
Es un ser aparentemente frágil, para atraer de esta forma el amor; su fortaleza es interior, su capacidad de sufrimiento parece no tener límites, pero esto es así porque esa es su naturaleza. 

La mujer, entrada y salida de todo lo bueno y todo lo malo, es sobre la que recae una de las mayores responsabilidades del ser: dar vida, tanto física como espiritualmente, porque por encima de todo la mujer es un ser receptivo.

LA MUJER


Es incompleta en sí misma, pero su sola presencia mueve energías muy sutiles y de tremenda fortaleza, porque en ella se ha depositado la fuerza de la vida, la fuerza de la creación. Todo se mueve a su alrededor: he aquí su auténtico baluarte y su gran responsabilidad, pues de ella depende en gran parte la evolución de la humanidad, porque su inteligencia, tan sutil a veces, puede provocar increíbles desastres si no la canaliza correctamente. Ella tiene la magia de conquistar, y sólo al conquistador le cabe el derecho de utilizar su conquista de la manera que él lo crea necesario. ¡Qué gran responsabilidad! Ella puede otorgar el equilibrio al Mundo y lo puede hacer desequilibrar, todo depende de sus actos.

Su curiosidad es como el bastón de ciego, necesaria para que el mundo avance en su espiritualidad. Aunque, cada vez menos ciega, debe aprender a no dejarse deslumbrar por todo lo que ve, debe aprender a no dejarse utilizar, debe aprender a utilizar su belleza para la admiración y no para la pasión, su libertad debe estar en el orden de elevación de sus cualidades y no de la inmersión de sus defectos, debe utilizar su influencia para potenciar la fuerza que hay en lo frágil y aparentemente delicado, porque ella puede y debe canalizar la fuerza de acción y concretización que Dios ha depositado en el hombre. 

No debe dispersar, sino canalizar ideales y metas, para que de esta forma, junto con el hombre, pueda dar auténtico sentido a la Vida. Mujer, canal de Vida, no dejes que te prostituyan con falsos ideales ni falsas promesas de belleza, no mires hacia tu exterior, ya que la auténtica belleza se halla en tu interior, en tu función en la vida, en tu responsabilidad, que es la mayor de todas las que Dios ha dado al ser humano: dar vida a la Vida.

Enric Corbera.


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